Empleando las técnicas del bordado y el tejido que caracterizan la mayor parte de su propuesta desde el 2006, la artista vuelca su mirada hacia la naturaleza y relaciona las estructuras invisibles y los procesos de crecimiento de las plantas –tan lento y casi imperceptible a nuestros sentidos– convirtiéndolos en metáforas del trabajo manual con tejido y bordado, mediante la sobre-posición de distintos fragmentos del tiempo en imágenes compuestas por delgados hilos de color.
Con nuestras manos empezamos a transformar la naturaleza para fabricar herramientas, a la espera de introducir el confort en nuestro quehacer cotidiano. Dentro de esas prácticas son los modos artesanales de las técnicas productivas, como el tejido y el bordado, los que aún mantienen su afinidad con el pulso de los procesos naturales.El tejido y el bordado asemejan, así, el invisible crecimiento de las estructuras de las plantas, en un trabajo manual lento, que congela y superpone distintos fragmentos del tiempo en una imagen compuesta por delgados hilos. Barboza cuestiona el alejamiento del hombre con la naturaleza,
connotando la devenida pérdida de su rastro y su desaparición de nuestro entorno.
Las piezas presentadas buscan caminos de retorno a los compases del movimiento de estos seres; entender su transformación respetando su flujo y estructura. Con la ayuda de un manual impreso y bordado, la artista nos hace recuperar los sentidos.
Se restituye el saber que nos dice que la vida cifrada, con su validez universal, ignora la travesía del infinito en el instante. En estas piezas se encuentra la naturaleza paciente, en la convicción de su comunicación serena. Desde ahí nos narra su tiempo, con el afecto acumulado que se desprende de su crecimiento
pausado. (Gabriela Manrique)