Martin Reyna

La obra de Martín Reyna se desarrolla en una perspectiva paisajística, pero una forma de entender el paisaje desde el plano pictórico en una coescritura entre el artista, el color y el agua, o mejor dicho es el agua que dirige la forma y el color que se apoderan del territorio del papel casi hasta hacer desaparecer al artista, lejos de la idea del control absoluto del pintor frente a un papel en blanco. Grandes cuadros que son instalaciones sobre papel, formas laberínticas que se anudan y deshacen bajo el dominio del agua. El color se apodera del espacio montañoso y húmedo y abrirá un camino que deberá recorrerse lentamente y así formar parte de la interpretación.